El espacio no tiene temperatura como tal, ya que es un vacío. Sólo podemos asignar una temperatura a la radiación y la materia, de tal modo que de lo que podemos hablar es de las temperaturas de varios objetos que están presentes en el espacio, pero no del espacio en si mismo. Es evidente que de algún modo los cuerpos que irradian calor hacia el espacio -por ejemplo el Sol- afectan a la temperatura a la que se encuentran los objetos. ¿Cómo se transfiere el calor en el espacio?
La transferencia de calor puede realizarse de tres modos, en general:
1) Por conducción: por ejemplo, cuanto tocamos un metal caliente. 2) Por convección: un ejemplo clásico es el típico modelo del agua hirviendo en un recipiente que forma celdas convectivas que transportan el calor de la parte inferior a la superior del líquido. 3) Por radiación: por ejemplo, el calor del Sol que nos llega a la Tierra viajando a través del espacio.
A partir de estos ejemplos se puede deducir claramente que en el vacío del espacio la transferencia de calor debe producirse por radiación, pues de estos tres mecanismos sólo éste no requiere la presencia de materia como agente de transporte, mientras que los otros dos sí la requieren.
La radiación electromagnética puede viajar a través del vacío, de tal modo que los objetos que se hallen en el espacio con una temperatura por encima de la temperatura de la radiación de fondo cósmica (3.7 grados Kelvin, o -269.5°C) radiarán calor. Sin otra fuente de energía que pueda reemplazar esta pérdida -como, por ejemplo, una estrella cercana- cualquier objeto radiará energía en forma de calor, enfriándose irremediablemente.